Veo tu rostro suave, tierno, lleno de vitalidad y vida, tu respiración es profunda, pacífica, cuanta calma cubriéndote a lo largo y ancho de tu cuerpo. Eres la paz que me hace falta en momentos de mareas laborales, cuando en las faenas me avalanzo a conquistar cada momento. Tomo tu mano cálida, acaricio tus dedos y la palma, eres mi fuerte y mi razón de lucha también, te conviertes en inspiración a cada momento.
Un beso en la frente te doy para compartirte mi amor y sonríes aún dormido. Se vienen a mi mente todos los momentos que juntos hemos vivido, desde el día en que te vi y conocí por primera vez: tan frágil, tierno, agitado. Eras la sorpresa hecha realidad, emociones desbordándose de alegría y llanto.
Han pasado mas de 2 años y aprendemos juntos... a diario.
