-Hola hermano, ¿Cómo estás? Recuerdo las tardes de lluvia en
casa y en el campo cuando andábamos trabajando, ya sabes, para tener de
comer con la familia. Recordé eso
mientras estaba sentado frente a la ventana y veía caer incesantemente como
llovía. El cielo se desparrama sobre
nosotros, había relámpagos que cegaban nuestros ojos e incluso nos daba temor
de que nos cayera un rayo. Muchas veces si la lluvia era temprano, en la mañana
aún, solo buscábamos refugio en los árboles frondosos, cuando está pasaba,
continuábamos la labor. ¿Te acuerdas como nuestros músculos terminaban
totalmente dormidos (entumidos) del frío cuando andábamos a caballo? Los pies
dolían para girarlos y al tocar el piso.
Me alegra que estés en casa con nuestros padres, con nuestros hermanos, tomando una rica taza de café y comiendo galletas, quizá contándose alguna anécdota del día o frente al televisor. Sabes… el cristal de esta ventana está muy frío… Veo sus rostros felices.
Hace más de dos meses que no los veo, quizá para muchos es poco tiempo, pero les extraño, quisiera no ser esclavo del tiempo o del trabajo. Espero pronto estemos juntos de nuevo.